¿Cómo nos comunicamos?
“La blanda respuesta quita la ira;
Mas la palabra áspera hace subir el furor.” (Proverbios 15.1)
La forma en que decimos las cosas es parte central de nuestra comunicación. Hay muchas maneras de comunicarnos, pero es necesario utilizar las que ayudan a que el mensaje llegue al destinatario, para que pueda asimilarlo y entenderlo. Siempre encontramos argumentos para excusarnos por nuestras malas formas de comunicación: “soy así”, o “no importa cómo lo diga, lo importante es que tengo razón”.La realidad es que, cuando hablamos mal, hacemos daño y nos dañamos a nosotros mismos, y aún más, no nos comunicamos. No es cierto el pretexto de “soy así”. La violencia, también la verbal (y la mala forma de hablar es un acto de violencia verbal); es una conducta aprendida. Lo malo es que ya hemos aprendido así.
Lo bueno es que, aunque nos requiera un enorme esfuerzo, ¡podemos aprender otra cosa! No estamos condenados a hablar mal de por vida; podemos cambiar, pero para eso es necesario que rompamos una falsa creencia que subyace a nuestra violencia; es la que dice: “si hablo bien, no tiene efecto”. Como el hablar mal causa impacto, creemos que debemos seguir haciéndolo, porque así nos prestan atención, y las heridas que quedan hay que tomarlas como “lamentables pero inevitables daños colaterales”. El texto de Proverbios no dice que hay que tergiversar el contenido del mensaje para quedar bien.
A veces es más fácil razonar bien que hablar bien, pero los buenos razonamientos se pierden en las malas formas. Para decirlo claro: si tengo razón pero lo digo mal, dejo de tener razón.Escuchan nuestro maltrato, pero no llegan a entender nuestras razones, porque los hemos herido y alejado de nosotros con violencia verbal, descalificaciones o gritos.Lo primero que escuchan no es el contenido. Lo primero que escuchan es nuestra mala manera de hablar; y luego, ya no escuchan el resto.
Y nosotros sentimos frustración y una profunda sensación de soledad, porque no nos entienden. El maltrato verbal es un acto de violencia.El cambio es difícil, pero podemos encontrarnos con resultados maravillosos.
Oración: “Señor, aprendí a hablar mal y siento que hice daño. Perdóname. Estoy dispuesto a hacer el esfuerzo del cambio con tu ayuda”.
Lic. Gustavo Valiño