Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11 (NTV)
Con cierta frecuencia solemos preguntarnos: “¿Cuál es el plan de Dios para mi vida?”. Si el eje fundamental de nuestra vida está fundado en la salud, el dinero y/o el amor, ¿cuáles son aquellos elementos que caracterizan los planes divinos?
Jeremías 29:10-14 (NTV) afirma lo siguiente: Luego vendré y cumpliré todas las cosas buenas que les prometí, y los llevaré de regreso a casa. Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. En esos días, cuando oren, los escucharé. Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme. Sí, me encontrarán —dice el Señor—. Pondré fin a su cautiverio y restableceré su bienestar. Los reuniré de las naciones adonde los envié y los llevaré a casa, de regreso a su propia tierra.
El plan de Dios para nuestras vidas es, ante todo, un plan para lo bueno y no para lo malo. Dios nos creó con un propósito de bendición y no de maldición. El desea darnos un futuro y una esperanza. Promete escuchar y responder nuestras oraciones; nuestra relación con Dios es el punto central de esta experiencia. También promete restablecer nuestro bienestar y poner fin a nuestro cautiverio; esto es, librarnos de toda limitación espiritual, personal y social. Cuando comenzamos a caminar en esta perspectiva, podremos estar seguros que si lo buscamos de todo corazón, lo encontraremos y El nos traerá de regreso a la casa del Padre.
Oración: Señor, deseo conocer tus planes para mi vida. Que tu Espíritu me revele el camino por el que debo andar. Amén.
Fueron escritos por el Lic. Matías Gutawski
publicado originalmente en «Juntos en tu Presencia 2017», Confederación Evangélica Bautista.