¿Es posible llegar a la tercera edad con una mente activa y mejorar nuestra calidad de vida? La respuesta la tiene la autora Rebeca CotMilich, que en tres entregas semanales, nos va a desafiar a un cambio único, que dejará huellas en nosostros y en nuestro entorno.
Por Lic. Rebeca CotMilich
Nos encontramos en una época en la cual los adultos mayores han comenzado a tomar mayor protagonismo que en décadas anteriores. Actividades, eventos, jornadas, talleres, gimnasia, clubes, etc., etc. comienzan a dirigir su atención a personas de la tercera edad. Aparecen nuevas miradas sobre la vejez, nuevas conceptualizaciones y nuevos conocimientos. Se intenta quitar al concepto “vejez” su tinte negativo y reemplazarlo por otro más actual y optimista. ¿A qué se debe este interés fresco y renovado por el envejecimiento? Principalmente al hecho de que la esperanza de vida promedio se ha alargado unos cuantos años, gracias a los desarrollos tecnológicos y científicos, que permiten a la gente vivir más años. Es por eso que las investigaciones en ciencia se empiezan a preguntar cómo mejorar la calidad de vida de las personas que superan los 50 años de edad. Como respuesta surgen instituciones destinadas a atender a las personas mayores y proveerles programas que los movilicen a mantener estilos de vida activos tanto física como mentalmente.
Tuve la oportunidad de transitar mis prácticas en el área de Neuropsicología y realizar evaluaciones del estado cognitivo de personas mayores (con “cognitivo” nos referimos a las funciones mentales, tales como la memoria, la atención, el lenguaje, el razonamiento, etcétera). Por medio de las evaluaciones neuropsicológicas podemos obtener un diagnóstico preciso sobre el funcionamiento cognitivo del paciente: aquellas áreas que presentaban disminución de rendimiento y aquellas que estaban conservadas, sin disminución relevante.
Es necesario conocer que la merma en el rendimiento cognitivo que se produce en la vejez es parte del ciclo de vida y, dentro de ciertos valores, es totalmente normal. A esto hacemos referencia cuando hablamos de “Envejecimiento Normal”: la capacidad de rendimiento de las funciones disminuye como parte de los cambios que transita el cerebro en esta etapa. Se espera que una persona mayor de 50 años comience a experimentar dificultades en su memoria, en el hallazgo de la palabra que quiere decir, en la concentración al efectuar una tarea, en el aprendizaje de un nuevo idioma, etc. A partir de los 55-60 años de edad los cambios son notables y continúan el resto de la vida. Estas modificaciones, en muchas ocasiones, conllevan una preocupación significativa por parte de la persona o de sus familiares.
Será parte del caminar diario de la persona tener olvidos cada vez más frecuentes y presentar quejas al respecto. Muchas veces no recordará el nombre de un rostro conocido o “qué venía yo a hacer acá”. Se encontrará en ocasiones con la sorpresa de ver que la hora de tomar la medicación ha pasado o que no puede repetir el número de teléfono que memorizó 10 minutos atrás.
Los familiares notarán una distracción espontánea en medio de una charla o el cambio rotundo del tema de conversación. Nada que interfiera problemáticamente en el desempeño diario, pero sí que genera momentos de desconcierto y disgusto. Todo esto, en cierto nivel, es parte del ciclo vital. Si las dificultades son tales que impiden el normal funcionamiento en la vida diaria, sí debemos ocuparnos de realizar una consulta. De lo contrario, estamos ante un proceso totalmente normal y característico de la edad.
Ahora, ¿es esto todo? ¿La biología determinará el devenir de nuestro rendimiento y debemos sencillamente sentarnos a esperarlo? NO, rotundamente ¡no!. Hay un concepto que se introdujo para salvarnos. Este concepto afirma que nuestro cerebro tiene la capacidad innata de cambiar hasta su morfología, si cuenta con un debido entrenamiento cognitivo. ¿De qué concepto estamos hablando? Hablamos de la PLASTICIDAD CEREBRAL.
La Plasticidad Cerebral hace referencia a la posibilidad de que tengan lugar cambios morfológicos en el cerebro tras la exposición a estímulos que promueven el aprendizaje. Esto quiere decir que, si ejercitamos esas funciones mentales que comienzan a presentar déficits, la práctica tenderá a compensar esas dificultades. La posibilidad de minimizar los efectos de los cambios no deseables que se producen en el cerebro, forma parte del mejoramiento de la calidad de vida. Dicha oportunidad de incalculable valor, determinará en gran parte el desempeño que tengamos en adelante, repercutiendo en las distintas áreas de nuestro diario vivir.
Un comentario final, lo merece la Reserva Cognitiva, que es el conjunto de las capacidades cognitivas que hemos ido desarrollando a lo largo de la juventud al ejercitarnos mentalmente (años de estudio, cursos realizados, idiomas aprendidos, instrumentos musicales que aprendimos a tocar, curiosidad por la lectura y temas científicos, etc).
Justamente, se trata de una “reserva”. La desarrollamos durante la juventud y nos brinda herramientas para transitar de manera mucho más llevadera los cambios que se puedan producir en la vejez. Constituye una especie de provisión para el futuro, opacando los efectos del envejecimiento normal. Por eso es que también los jóvenes deben fomentar estilos de vida cognitivamente activos y desafiantes. (Continuará…)
La Autora: Rebeca CotMilich es Licenciada en Psicología y Neuropsicología- MP: 11484
La próxima semana una nueva entrega de la serie.
Muy interesante éste artículo! …muchas gracias.
Excelente nota….felicitaciones.
Muy interesante, despierta tranquilidad, adquirir conocimientos, soy exalumna de Eirene, estudié la Tecnicatura en Orientación Familiar y cada concepto adquirido de este interesante material, me motiva a una apertura comprensible a nuestros Adultos Mayores y por supuesto a los que ya pasamos los 50!. Gracias!!❤
Excelente! Gracias
Me interesa toda informacion de la tercera edad. Soy lider junto a mi esposo de tercera edad en Centro Familiar Cristiano.
Que bueno Ursula, ya se viene la segunda parte. Saludos.
Muy buen artículo! Muy necesario estar activos aún en la vejez, fomentar la lectura , los juegos de mesa, etc . Bendiciones
Por estos días he leído más de un artículo en los que se menciona libremente la «4ta. edad». Efectivamente, los avances de la ciencia han permitido pensar en tiempos fructíferos también para estas etapas de la vida. Qué bueno ocuparnos de nosotros mismos y formarnos para el acompañamiento a otros en los distintos ciclos vitales!!
Plasticidad cerebral,que linda palabra!!Gracias por la publicación y espero con interés la próxima.
Que bueno Mercedes! Ya se viene la segunda entrega.