“¡Cuánto he querido celebrar esta cena con ustedes…!” Lucas 22:15 (DHH)
Claudia Seminara de Lauriente
Cuando uno desea algo por mucho tiempo y logra alcanzarlo, la felicidad que inunda nuestro ser es incontenible: se ve en nuestro rostro, y hasta se percibe en nuestro trato hacia los demás. Imaginemos por un instante el placer de Jesús al encontrarse con sus discípulos, como para expresar una frase tan llena de emoción. Él había estado anhelando ese encuentro. Todo estaba planeado: el lugar, la comida, la bebida. Era una cita especial, porque allí estarían nada más ni nada menos que sus amigos.
No importaba el cansancio del día, los problemas personales, ni la dificultad puntual que Jesús iba a enfrentar en poco tiempo. Él quería compartir un tiempo especial con aquellos que compartían su vida a diario, y lo habían visto caminar en esta tierra. Obviamente, que no podía sacarse de su mente la realidad de que se acercaba el momento en que debía entregar su vida. Seguramente, como parte de su humanidad, sentía tristeza, dolor, y la pena de saber que no los vería más. Pero eso no lo detuvo. No se encerró a llorar y a lamentarse, sino que buscó a Dios en oración, y la contención emocional en la compañía de sus afectos.
Quizá en mi corta visión, no encuentro en los discípulos muchas habilidades como para contenerlo. Jesús mismo, en el momento que les comunicó que debería partir, tuvo que decirles que no se angustien, pero en Él había una búsqueda y una disposición de estar con los demás. Jesús pudo buscar contención en la cotidianeidad: en una cena. Ellos eran su familia. Muchas veces nosotros nos aislamos y tenemos vergüenza de compartir lo que nos pasa interiormente, pero el cavilar en nuestros propios pensamientos no nos ayudará a sentirnos mejor. Al igual que Jesús, podemos recurrir a Dios Padre y compartir nuestra carga con familiares y amigos.
Si estás pasando por una situación difícil hacé como Jesús: citá a alguien, prepará un tiempo para compartir, y llenate de la alegría que da el contar con la visión objetiva del otro. Cuando te encuentres en el lugar y horario acordado decí con emoción: “¡Cuánto esperé compartir este tiempo con vos!”