«Llamados a bendecir»

 

  LLAMADOS A BENDECIR

JEREMÍAS 29:4-7

 

En este texto Dios llama a Jeremías a entregar un mensaje a un pueblo que no quiere oír. Lo primero que vemos es que el pueblo está exiliado en Babilonia, otro término que la biblia usa por exiliados y que me gusta mucho porque describe muy bien  el estado del pueblo, es EXTRANJEROS RESIDENTES, es decir, los que están allí, pero no son de allí.

Ya en Génesis,  Adán y Eva fueron desterrados del jardín del Edén, Abraham dejó su hogar para viajar a una tierra desconocida que Dios le mostraría, la historia de José nos cuenta porqué el pueblo de Israel pasó 400 años esclavo en Egipto, el Éxodo  nos muestra cómo vagaron  40 años en el desierto, cuando Israel pudo por un tiempo habitar en su propia tierra, los Asirios y los Babilonios conquistaron los dos reinos, Y en el Nuevo Testamento volvemos a encontrar a Israel bajo el dominio de otra potencia, Roma.

Así podemos ver como la biblia narra que gran parte de la historia del pueblo escogido por Dios, fue  en el exilio o como dije antes, siendo  EXTRANJEROS RESIDENTES, y cuando esto ocurre los que viven así no sólo se sienten minoría, sino que muchas veces son minoría. Nosotros también en nuestro peregrinar solemos sentirnos minoría…en el trabajo, en la facultad, y a veces hasta en las familias; en esos lugares solemos decir, pensar o sentir cosas diferentes a las que dice, piensa y siente el resto, sin embargo y a pesar de esto Dios insiste en que su pueblo cante su canción en tierra ajena. Esto me suena como que nuestro llamado no es a afincarnos, a establecernos, ni  a sentirnos cómodos y contentos porque quien nos escucha aprueba todo lo que decimos. En realidad aún en medio de entornos hostiles, fuimos llamados a hacer la diferencia.

En el Sal 137 este mismo pueblo preguntaba ¿Cómo podemos cantar el canto del Señor en tierra ajena? Este texto de Jeremías nos da algunas pistas para poder hacerlo: “Cásense, Construyan casas, planten huertos, coman de ellos, tengan hijos, nietos, multiplíquense no disminuyan” en otras palabras: Dejen de ser minoría!!, Vivan conforme a lo que les he mandado, que sus vidas reflejen mi corazón, diría el Señor, en medio de los que no aprueban nada de lo que ustedes creen, sigan caminando… más allá de lo que se ve, hay un propósito y un destino para los que confían en Dios.

Dios nos quiere enseñar a cantar su canto en tierra ajena… Pero el mensaje más profundo de este texto parece estar en el Vs.7

“Busquen el bienestar de la ciudad adonde los he deportado, y pidan al Sr. Por ella, porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de esa ciudad”.

Este es un llamado a mirar más allá de nosotros mismos, todo un desafío, Dios quiere dar bienestar en tierra ajena, pero no es sólo eso, Dios espera que nosotros experimentemos el mismo deseo que él tiene de bendecir y llevar paz a ese lugar, allí donde Dios nos puso, nos puso para bendecir, y algo muy importante: Mi bienestar depende del bienestar de ese lugar, lo primero, aunque me cueste, es mirar de qué manera puedo bendecir a los que están cerca de mí.

Los que creemos en Jesucristo tenemos un desafío: Aprender a cantar el canto del Señor en tierra ajena, y a llevar la paz y el bienestar (en el sentido más amplio de la palabra) a esa misma tierra. Eirene sabe de qué estamos hablando, desde su nacimiento la familia de Eirene tomó como propio este mandamiento del Señor, el de salir y llevar paz, el de salir y bendecir al otro, el de salir y aun sintiéndose minoría, y en tierra extraña, cantar el canto del Señor…oramos para que nuestros pies no se desvíen del camino que el Señor marcó.

 

Roberto Perazzo

 

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