Sí, me encontrarán —dice el Señor—. Pondré fin a su cautiverio y restableceré su bienestar. Los reuniré de las naciones adonde los envié y los llevaré a casa, de regreso a su propia tierra. Jeremías 29:14 (NTV)
En ciertas ocasiones, suelen presentarse algunas circunstancias que limitan el plan de Dios en nuestras vidas. Una conocida conversación entre un canario y su dueño nos ilustra esta dinámica…
Una mañana de primavera, un hombre miró a su canario y le preguntó:
– ¿Cuál es tu propósito?
– Mi propósito es comer semillas.
– ¿Para qué?
– Para poder ser fuerte.
– ¿Para qué?
– Para poder cantar –respondió el canario.
– ¿Para qué?
– Porque cuando canto me dan más semillas.
– ¿De modo que comes semillas para poder ser fuerte, para poder cantar, para que te den más semillas para que puedas comer?
– Así es.
– Hay más para ti que eso –le dijo la persona. Si me sigues te ayudaré a encontrarlo, pero debes salir de tu jaula.
Entonces, ¿cuáles son esas limitaciones que obstaculizan la concreción de sus planes en tu vida? Algunas “jaulas” pueden ser:
a) Una identidad indefinida: Cuando no asumimos nuestra identidad “en Cristo” y somos presos de la duda y la confusión.
b) Las elecciones cotidianas: Cuando la ansiedad nos impide seguir su plan, un día a la vez.
c) Nuestros planes fuera de la voluntad de Dios: Cuando retomamos el control de nuestra vida y hacemos planes fuera de su cobertura.
Es difícil encontrar el plan de Dios en un mundo enjaulado. Debemos abrirnos al obrar del Espíritu Santo para hacer de sus planes nuestros planes, de sus caminos nuestros caminos y de sus pensamientos nuestros pensamientos.
Oración: En este día recibo la dirección del Espíritu en mi vida, sabiendo que sus planes me conducirán hacia un destino de gloria. Amén.
Fueron escritos por el Lic. Matías Gutawski
Publicado originalmente en «Juntos en tu Presencia 2017», Confederación Evangélica Bautista.