“Que Dios, quien nos da seguridad, los llene de alegría. Que les dé la paz que trae el confiar en El. Y que, por el poder del Espíritu Santo, los llene de esperanza” Rom.15:13
Se derrumba la economía de varios países europeos.
Las noticias sobre crímenes violentos se multiplican día a día a nuestro alrededor.
Muchos se preguntan si la familia, como institución u organización social está en crisis y a punto de desaparecer.
Las expresiones de las crisis –sociales, familiares, personales- son diversas.
Escuchamos pronósticos oscuros y desalentadores minuto a minuto. La ilusión de certeza y previsibilidad ha desaparecido. Aumenta la conciencia de fragilidad y, con ello, la ansiedad, el temor, la desesperanza.
En medio de este panorama la Palabra de Dios vuelve a alumbrarnos. Es posible tener seguridad, es posible sentir alegría, es posible vivir la paz… que trae el confiar en Dios.
Cada uno de nosotros y de nosotras -y también de nuestras familias- es una expresión de la misericordia de Dios que nos ha acompañado durante el año que estamos dejando.
Hagamos memoria… Se fortalece nuestra fe al recordar las múltiples maneras en que el Señor nos ha sostenido en medio de las dificultados y aun prosperado durante el año que pasó.
Eirene Argentina también es un testimonio de la gracia de Dios extendida. Si nos remontamos al año pasado, para esta fecha nos invadía la incertidumbre y la duda por lo que vendría. Pero también esa misma realidad nos desafió. Decidimos avanzar poniendo los tiempos de la institución en manos de nuestro Dios, diciendo: “Mas yo en ti confío. Digo: Tú eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos” (Salmo 35:14,15).
Y de la mano de Dios celebramos con alegría el Congreso Familia y Diversidad, recibimos nuevos alumnos en la Tecnicatura, se realizaron talleres y variadas actividades en distintas provincias del país, se concretaron el Retiro para matrimonios y para novios, se ayudó a personas y familias a través del Centro Familiar, por sólo nombrar algunas de las bendiciones recibidas. ¡Gracias, Señor! Una vez más, no fuimos defraudados.
Y aquí estamos. Dispuestos nuevamente a afrontar con serenidad, decisión y gratitud el año que pronto se iniciará.
Es que en medio de las crisis diversas que podamos experimentar también se esconden las oportunidades: de servicio, de solidaridad, de desarrollar nuevos recursos, de dar y de recibir ayuda, de crecer, de profundizar la fe.
A pesar de visualizar las dificultades y de intuir otras, nos sentimos seguros, alegres y en paz, porque Su presencia está con nosotros. ¿Qué más podemos necesitar?
“Aprovechen cada oportunidad que tengan de hacer el bien, porque estamos viviendo tiempos muy malos. No sean tontos, sino traten de averiguar qué es lo que Dios quiere que hagan” (Efesios 5:16,16).
Señor, gracias por tu fidelidad durante el año que pasó. Ayudanos a ver las oportunidades, aun en medio de las crisis y dificultades. Que tengamos en claro cuál es el bien que debemos hacer… porque los tiempos son malos. Amén.