Un corazón agradecido

Te ofreceré un sacrificio de gratitud e invocaré, Señor, tu nombre.Salmo 116:17 (NVI)

La gratitud es un sentimiento o actitud de reconocimiento de un beneficio que se ha recibido. En el A.T., la gratitud se manifestaba mediante una ofrenda de paz (Lv 3; 7). La misma se presentaba delante de Dios a fin de tener comunión con Él, expresar reconocimiento por las misericordias recibidas o hacer una promesa. El sacrificio de la ofrenda de paz se realizaba con cualquier animal sin defecto tomado del rebaño y/o una variedad de panes. Se trataba de un acto voluntario de adoración, acción de gracias y comunión. Para el oferente, este sacrificio implicaba un compromiso con el pacto y conmemoraba la paz y la reconciliación entre Dios y el adorador.

En la actualidad, Dios nos propone desarrollar esta actitud de la siguiente manera: “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. No apaguen el Espíritu, no desprecien las profecías, sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno, eviten toda clase de mal” (1° Tesalonicenses 5:16-22 – NVI).

La Palabra de Dios nos exhorta en repetidas ocasiones en esta dirección. Si hacemos el ejercicio de pensar durante solo un minuto en todo lo que Dios hace, nuestra vida se llenará de gozo y la paz de Cristo se manifestará en nuestros corazones. ¡Cuántas razones tenemos para agradecer! La voluntad de Dios es que tengamos un corazón agradecido. Comencemos hoy mismo…

Oración: Señor, te agradezco por la vida, mi familia, mi comunidad de fe y tus propósitos eternos. ¡Gracias por tus bondades! Amén.

 *Devocional escrito por el Lic. Matías Gutawski

Publicado originalmente en «Juntos en tu Presencia 2017», Confederación Evangélica Bautista.

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